La serie Marbella recrea el “ecosistema” de los narcos en la ciudad

Hugo Silva (drcha) junto a otros protagonistas de la serie 'Marbella', entre ellos el rapero Khalid El Paisano, que interpreta a un capo de la Mocro Maffia. Foto/ Movistar

Hugo Silva (drcha) junto a otros protagonistas de la serie ‘Marbella’, entre ellos el rapero Khalid El Paisano, que interpreta a un capo de la Mocro Maffia. Foto/ Movistar

“Marbella es la ONU del crimen organizado”. Esta frase, proveniente de una fuente policial, y que sirvió de titular y síntesis a un reportaje de los periodistas Nacho Carretero y Arturo Lezcano publicado en El País, en abril de 2021, ilustra a la perfección la idea fuerza que se quiere trasladar en la nueva serie de Movistar titulada ‘Marbella’.

Del director Dani de la Torre y el  creador y guionista Alberto Marini, ambos pareja profesional en ‘La Unidad’, serie de éxito también de la citada plataforma de streaming, el trailer y los dos capítulos emitidos hasta ahora de ‘Marbella’ tienen como hilo conductor al abogado César Beltrán, interpretado por Hugo Silva. Este personaje se inspira en la figura del letrado penalista Ricardo Álvarez Ossorio, bautizado en su día por Carretero como ‘el abogado del diablo’ (no se siente incómodo con el apelativo), especializado desde hace hace 30 años en la defensa de narcotraficantes en la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar.

La diferencia en la ficción entre el abogado Beltrán y la realidad de su alter ego en la vida real, Álvarez Ossorio, es que el primero traspasa líneas rojas de integración en la mafia que el segundo no cruza. En el primer capítulo el llamado “abogado del diablo” interpreta a un juez togado en una sala de la Audiencia de Málaga y deja en libertad a un narco, cliente de Hugo Silva.

El protagonismo absoluto en la jerarquía del crimen organizado, cuyo “ecosistema” en la ciudad se recrea, según De la Torre, se lo lleva la temida y peligrosa ‘Mocro Maffia’. Aunque algunos medios han publicado que en España hemos empezado a saber acerca de esta organización –de origen magrebí– a raíz de la fuga de uno de sus líderes, detenido en enero pasado en nuestra ciudad, lo cierto es que en Marbella no es así.

Aquí en Marbella,  ya en octubre de 2022, comenzamos a saber lo que era el entramado de narcos marroquíes de origen, con nacionalidad holandesa, belga y sueca, cuando el hijastro de la alcaldesa, Ángeles Muñoz, fue vinculado policial y judicialmente a la ‘Mocro Maffia’. Dato que reveló el sumario de la Audiencia Nacional cuando se hizo público hace casi dos años.

Además de la citada organización, que tiene amenazada a la heredera de Holanda, así como al primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte,  y que se dedica principalmente a traficar con cocaína desde Latinoamérica, y hachís desde Marruecos, la serie televisiva se centra en otras tres nacionalidades del crimen.

Por este orden, los italianos (napolitanos) son especialistas en custodiar la mercancía y cuyas guarderías (escondites) son las más solicitadas de Marbella; los albaneses, amos del transporte terrestre por Europa (roban coches de gama alta y los adaptan ocultar la droga); los serbios, considerados el puente del narcotráfico entre Marbella y Europa del este, conocidos por su carácter expeditivo; así como los ingleses, en último término, pero no menos relevantes. Los británicos son los principales compradores de droga en la Costa del Sol. Luego la distribuyen por todo el Reino Unido.

Sin que haya exageración alguna se podría afirmar, abiertamente, que la realidad supera a la ficción de la serie ‘Marbella’. Estamos en una ciudad donde hace varias semanas unos sicarios dispararon, a plena luz del día, contra un restaurante de Puerto Banús, sin conseguir asesinar a su objetivo.

Fue un milagro que ninguna bala perdida impactara contra los clientes, en su mayoría extranjeros, que almorzaban en el restaurante ‘La Sala‘, ajenos a las mafias que campan por aquí como Pedro por su casa. De hecho, el reportaje de Carretero y Lezcano ya hablaba hace 3 años del asentamiento de un centenar de bandas de alrededor de 50 nacionalidades distintas.

La sucesión constante, gota a gota, de tiroteos con trasfondo de ajustes de cuentas por droga, ha generado tal alarma social que el Gobierno de Pedro Sánchez ha creado un plan policial (para la Policía Nacional) presentado a bombo y platillo hace semanas como el ‘Plan Marbella’, dotado de un refuerzo considerable para la comisaría local, así como para el verano, traducido en más medios y personal.

Pero volvamos en concreto a la ‘Mocro Maffia’, porque el arranque de la serie no puede ser más impactante: La primera secuencia tiene lugar en Holanda cuando un fiscal, junto a toda su familia, es asesinado cuando sale de su casa por la noche. El crimen lo ejecuta el protagonista que encarna la cara de esta organización en Marbella. Él es Yassim, que recibe el encargo del crimen desde Dubái, país donde están asentados grandes líderes de estos clanes de origen marroquí.

La situación relatada, que tiene lugar en suelo neerlandés, no es exagerada, si se tiene en cuenta que ya habido ataques contra miembros de la judicatura, fiscalía, bombas en varios de comunicación holandeses, e incluso el asesinato a tiros de un periodista televisivo de Amsterdam, especializado en informar de las andanzas de la ‘Mocro Maffia’.

Imagen promocional de la serie

Imagen promocional de la serie

En lo que respecta a Marbella nada de lo que recrea la serie nos puede ser ajeno, ni escandalizar a los ciudadanos. Aunque no lo refleje esta ficción de Movistar estamos en una ciudad donde tanto la Audiencia Nacional (AN) como  el cuerpo de élite de la investigación contra el blanqueo de capitales y la corrupción de la Policía Nacional, la UDEF, consideran al hijastro de la alcaldesa, Joakim Broberg, como jefe de una facción de la ‘Mocro Maffia’ de origen sueco. De hecho, este individuo  se enfrenta a 22 años de prisión por tráfico de drogas, blanqueo y organización criminal.

Por seguir con la realidad, dejando la ficción, la UDEF ya dejó escrito, blanco sobre negro, que el hijastro de Ángeles Muñoz “trata al Ayuntamiento de Marbella como si fuera propio”. Esta demoledora afirmación se asienta en informes muy documentados, porque Joakim Broberg tocaba diversas áreas de gestión de la administración municipal para hacer negocios. La citada unidad policial reflejó, incluso, que unos narcos habían acudido a cenar a casa de la propia regidora marbellí.

Más de un millón de euros en contratos de obras con el Ayuntamiento de Marbella

Marbella es también una ciudad donde el considerado testaferro del hijastro de la alcaldesa, un ciudadano sueco llamado Nils Fisher, ha obtenido más de un millón de euros en contratos municipales de obras, trabajando prácticamente en exclusividad para el consistorio gobernado por el PP. El juez García Castellón, refrendado luego por la Fiscalía Antidroga y también por una Sección Penal de la AN, consideró a una de las empresas de Fisher que han obtenido contratos municipales como “una tapadera” para el blanqueo de capitales procedentes de la droga.

Dentro de esa estructura de la ‘Mocro Maffia’ sueca el marido de la alcaldesa, fallecido meses atrás, estuvo implicado por blanquear beneficios del narcotráfico mediante la compra venta de inmuebles a través de su inmobiliaria, junto a su hijo y otros integrantes de la llamada ‘trama sueca’.

Quien desconozca lo que ha ocurrido en el Ayuntamiento de Marbella con el hijastro de la alcaldesa y exsenadora se preguntará qué pasó y si se investigó. La respuesta es que la UDEF solicitó a García Castellón y a su sustituto, Alejandro Abascal, que abrieran una pieza separada hasta en tres ocasiones, mediante tres informes. Ninguno de los dos magistrados accedió, ni tampoco la Fiscalía Antidroga.

Mención aparte merece el hecho, publicado por ABC, sobre que cuando el Ayuntamiento de Marbella se enteró de que la serie de Movistar giraba en torno a la ‘Mocro Maffia’ y otros grupos criminales, retiró los permisos de rodaje. Fue entonces cuando los actores tuvieron que peregrinar a Benalmádena y rodar allí el resto de este thriller español, “al estilo Scorsese”, como describe De la Torre.

El Instituto Andaluz de Criminología alertó de la infiltración de mafias en ayuntamientos de la Costa del Sol 

Si ya entre finales de los años 90 y principios de los 2000 del pasado siglo el Instituto Andaluz de Criminología, con base en Málaga, alertó del peligro de infiltración de mafias en ayuntamientos de la Costa del Sol aquí, en Marbella, tenemos que los considerados policial y judicialmente miembros de la ‘Mocro Maffia’ de origen sueco, lograron más de un millón de euros en contratos municipales a través de una empresa investigada por blanqueo. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

Dice Dani de la Torre en las entrevistas que está concediendo que los ajustes de cuentas no afectan a la población civil, porque los narcos arreglan sus trapos sucios entre ellos. La afirmación no es del todo cierta, aunque la excepción sólo haya ocurrido una vez, pero con tintes muy dramáticos y con causa de muerte por partida doble. En 2004 un niño de 7 años y un peluquero murieron por ráfagas de fusil Kalashnikov ,cuando una banda pretendía matar a un narco franco argelino.

El suceso descrito, ocurrido hace veinte años, y que nunca fue esclarecido, causó una gran alarma social. Los sicarios entraron a tiro limpio en la peluquería de un lujoso hotel de Puerto Banús y quien iba ser objeto de su crimen logró salir ileso. A partir de este episodio el Ministerio del Interior creó los GRECO (Grupos de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado) en la Policía Nacional. Actualmente son la columna vertebral de la lucha contra las mafias en el litoral malagueño.

A la espera de los próximos cuatro capítulos –este jueves se emitirá el tercero– nada de lo que se recree en la serie de Movistar nos puede sorprender. Cuestión aparte son algunas situaciones tragicómicas, o de excesos en discotecas y clubes nocturnos, pero es que Marbella en sí es un exceso a muchos niveles, empezando por el lujo y el derroche. Si hablamos de corrupción, este es el único ayuntamiento de España que tuvo que ser disuelto por dicha problemática. Fue en 2006, a raíz de la llamada ‘operación Malaya’.

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