Firma invitada La delgada línea rojaLa delgada línea roja

 

rafaeldelafuentecaNo, no voy a escribir sobre ”La delgada línea roja”, la espléndida y tan merecidamente premiada película de Terrence Malick. Llegó ésta a las pantallas en enero de 1999. Veo en mis archivos que con anterioridad a esa fecha ya utilizó un servidor de ustedes aquello de “La delgada línea roja” en varias ocasiones. El concepto y lo que representaba me parecieron siempre estupendos. En realidad era una frase que aparecía en un vibrante poema del escritor victoriano Rudyard Kipling. Fue compuesto en honor de los soldados británicos del 93 Regimiento, caídos en la batalla de Balaclava. Un episodio bélico que fue muy importante en la ya lejana primera Guerra de Crimea. “The thin red line of heroes” fue una línea perfecta en un poema perfecto, dentro de aquellas memorables “Baladas cuarteleras” del gran Kipling. Lo dice todo, pues esa delgada línea roja de héroes nos recuerda que en realidad fueron unos jóvenes soldados los que con su sacrificio al final protegieron a la civilización de la barbarie. Como tantas otras veces.

Cuando en Marbella se instaló a principios de los años 90 un curioso sistema de gobierno local, tutelado por el Grupo Independiente Liberal, el GIL, liderado por un caudillo venido de Madrid, algunos pensamos que aquello terminaría mal. Entre los que desconfiábamos de aquellos salvadores, había un grupo de grandes periodistas marbellíes. Me recordaron a los valientes soldados de la “delgada línea roja de héroes” de Kipling. Demostraron una y otra vez que esta ciudad fue muy afortunada al tenerlos como defensores. El mandato del GIL en Marbella fue largo y denso. Como me recordaba un amigo alemán, residente en Marbella, aquello duró más que el nazismo en su país.

Platón decía en “La República” que el valor es ya una forma de salvación. En efecto, aquellos periodistas nos salvaron. En momentos muy feos, cuando instituciones muy importantes del Estado parecían sumidas en una indiferencia sin fisuras ante lo que estaba ocurriendo en nuestra ciudad. La verdad es que una parte muy importante de los marbellíes nos sentimos muy solos entonces, mientras el saqueo, aparentemente impune, seguía implacable. Y mientras tanto, las instituciones parecían querer siempre mirar hacia otro lado. Malos tiempos fueron aquellos.

Es bien sabido que esos procesos de patología social dejan su huella aparte de sus semillas. No obstante, nuestra ciudad, Marbella, parece ir superando los efectos tóxicos de todo aquello. Por eso quisiera dedicar, en agradecimiento, este pequeño artículo a aquellos periodistas providenciales. A esa delgada línea roja del valor y la honradez que ellos representaron. Uno de ellos fue José Carlos Villanueva, uno de los grandes del periodismo de investigación de España, el periodismo de combate, el del Washington Post y el Watergate. Según me dicen, José Carlos es el director de este diario. Le doy un abrazo y le deseo, tanto a él como a sus colaboradores, todo lo mejor.

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